reproductor, player

jueves, 27 de septiembre de 2018

Grafiti: Julio Cortazar



Graffiti, Julio Cortázar (1914-1984)

         Tantas cosas que empiezan y acaso acaban como un juego, supongo que te hizo gracia encontrar el dibujo al lado del tuyo, lo atribuiste a una casualidad o a un capricho y sólo la segunda vez te diste cuenta de que era intencionado y entonces lo miraste despacio, incluso volviste más tarde para mirarlo de nuevo, tomando las precauciones de siempre: la calle en su momento más solitario, ningún carro celular en las esquinas próximas, acercarse con indiferencia y nunca mirar los graffiti de frente sino desde la otra acera o en diagonal, fingiendo interés por la vidriera de al lado, yéndote enseguida.
          Tu propio juego había empezado por aburrimiento, no era en verdad una protesta contra el estado de cosas en la ciudad, el toque de queda, la prohibición amenazante de pegar carteles o escribir en los muros. Simplemente te divertía hacer dibujos con tizas de colores (no te gustaba el término graffiti, tan de crítico de arte) y de cuando en cuando venir a verlos y hasta con un poco de suerte asistir a la llegada del camión municipal y a los insultos inútiles de los empleados mientras borraban los dibujos. Poco les importaba que no fueran dibujos políticos, la prohibición abarcaba cualquier cosa, y si algún niño se hubiera atrevido a dibujar una casa o un perro, lo mismo lo hubieran borrado entre palabrotas y amenazas. En la ciudad ya no se sabía demasiado de qué lado estaba verdaderamente el miedo; quizá por eso te divertía dominar el tuyo y cada tanto elegir el lugar y la hora propicios para hacer un dibujo.
          Nunca habías corrido peligro porque sabías elegir bien, y en el tiempo que transcurría hasta que llegaban los camiones de limpieza se abría para vos algo como un espacio más limpio donde casi cabía la esperanza. Mirando desde lejos tu dibujo podías ver a la gente que le echaba una ojeada al pasar, nadie se detenía por supuesto pero nadie dejaba de mirar el dibujo, a veces una rápida composición abstracta en dos colores, un perfil de pájaro o dos figuras enlazadas. Una sola vez escribiste una frase, con tiza negra: A mí también me duele. No duró dos horas, y esta vez la policía en persona la hizo desaparecer. Después solamente seguiste haciendo dibujos.
          Cuando el otro apareció al lado del tuyo casi tuviste miedo, de golpe el peligro se volvía doble, alguien se animaba como vos a divertirse al borde de la cárcel o algo peor, y ese alguien por si fuera poco era una mujer. Vos mismo no podías probártelo, había algo diferente y mejor que las pruebas más rotundas: un trazo, una predilección por las tizas cálidas, un aura. A lo mejor como andabas solo te imaginaste por compensación; la admiraste, tuviste miedo por ella, esperaste que fuera la única vez, casi te delataste cuando ella volvió a dibujar al lado de otro dibujo tuyo, unas ganas de reír, de quedarte ahí delante como si los policías fueran ciegos o idiotas.
          Empezó un tiempo diferente, más sigiloso, más bello y amenazante a la vez. Descuidando tu empleo salías en cualquier momento con la esperanza de sorprenderla, elegiste para tus dibujos esas calles que podías recorrer en un solo rápido itinerario; volviste al alba, al anochecer, a las tres de la mañana. Fue un tiempo de contradicción insoportable, la decepción de encontrar un nuevo dibujo de ella junto a alguno de los tuyos y la calle vacía, y la de no encontrar nada y sentir la calle aún más vacía. Una noche viste su primer dibujo solo; lo había hecho con tizas rojas y azules en una puerta de garaje, aprovechando la textura de las maderas carcomidas y las cabezas de los clavos. Era más que nunca ella, el trazo, los colores, pero además sentiste que ese dibujo valía como un pedido o una interrogación, una manera de llamarte. Volviste al alba, después que las patrullas ralearon en su sordo drenaje, y en el resto de la puerta dibujaste un rápido paisaje con velas y tajamares; de no mirarlo bien se hubiera dicho un juego de líneas al azar, pero ella sabría mirarlo. Esa noche escapaste por poco de una pareja de policías, en tu departamento bebiste ginebra tras ginebra y le hablaste, le dijiste todo lo que te venía a la boca como otro dibujo sonoro, otro puerto con velas, la imaginaste morena y silenciosa, le elegiste labios y senos, la quisiste un poco.
          Casi enseguida se te ocurrió que ella buscaría una respuesta, que volvería a su dibujo como vos volvías ahora a los tuyos, y aunque el peligro era cada vez mayor después de los atentados en el mercado te atreviste a acercarte al garaje, a rondar la manzana, a tomar interminables cervezas en el café de la esquina. Era absurdo porque ella no se detendría después de ver tu dibujo, cualquiera de las muchas mujeres que iban y venían podía ser ella. Al amanecer del segundo día elegiste un paredón gris y dibujaste un triángulo blanco rodeado de manchas como hojas de roble; desde el mismo café de la esquina podías ver el paredón (ya habían limpiado la puerta del garaje y una patrulla volvía y volvía rabiosa), al anochecer te alejaste un poco pero eligiendo diferentes puntos de mira, desplazándote de un sitio a otro, comprando mínimas cosas en las tiendas para no llamar demasiado la atención. Ya era noche cerrada cuando oíste la sirena y los proyectores te barrieron los ojos. Había un confuso amontonamiento junto al paredón, corriste contra toda sensatez y sólo te ayudó el azar de un auto dando la vuelta a la esquina y frenando al ver el carro celular, su bulto te protegió y viste la lucha, un pelo negro tironeado por manos enguantadas, los puntapiés y los alaridos, la visión entrecortada de unos pantalones azules antes de que la tiraran en el carro y se la llevaran.
          Mucho después (era horrible temblar así, era horrible pensar que eso pasaba por culpa de tu dibujo en el paredón gris) te mezclaste con otras gentes y alcanzaste a ver un esbozo en azul, los trazos de ese naranja que era como su nombre o su boca, ella ahí en ese dibujo truncado que los policías habían borroneado antes de llevársela; quedaba lo bastante para comprender que había querido responder a tu triángulo con otra figura, un círculo o acaso una espiral, una forma llena y hermosa, algo como un sí o un siempre o un ahora.
          Lo sabías muy bien, te sobraría tiempo para imaginar los detalles de lo que estaría sucediendo en el cuartel central; en la ciudad todo eso rezumaba poco a poco, la gente estaba al tanto del destino de los prisioneros, y si a veces volvían a ver a uno que otro, hubieran preferido no verlos y que al igual que la mayoría se perdieran en ese silencio que nadie se atrevía a quebrar. Lo sabías de sobra, esa noche la ginebra no te ayudaría más que a morderte las manos, a pisotear las tizas de colores antes de perderte en la borrachera y el llanto.
          Sí, pero los días pasaban y ya no sabías vivir de otra manera. Volviste a abandonar tu trabajo para dar vueltas por las calles, mirar fugitivamente las paredes y las puertas donde ella y vos habían dibujado. Todo limpio, todo claro; nada, ni siquiera una flor dibujada por la inocencia de un colegial que roba una tiza en la clase y no resiste al placer de usarla. Tampoco vos pudiste resistir, y un mes después te levantaste al amanecer y volviste a la calle del garaje. No había patrullas, las paredes estaban perfectamente limpias; un gato te miró cauteloso desde un portal cuando sacaste las tizas y en el mismo lugar, allí donde ella había dejado su dibujo, llenaste las maderas con un grito verde, una roja llamarada de reconocimiento y de amor, envolviste tu dibujo con un óvalo que era también tu boca y la suya y la esperanza. Los pasos en la esquina te lanzaron a una carrera afelpada, al refugio de una pila de cajones vacíos; un borracho vacilante se acercó canturreando, quiso patear al gato y cayó boca abajo a los pies del dibujo. Te fuiste lentamente, ya seguro, y con el primer sol dormiste como no habías dormido en mucho tiempo.
          Esa misma mañana miraste desde lejos: no lo habían borrado todavía. Volviste a mediodía: casi inconcebiblemente seguía ahí. La agitación en los suburbios (habías escuchado los noticiosos) alejaba a las patrullas urbanas de su rutina; al anochecer volviste a verlo como tanta gente lo había visto a lo largo del día. Esperaste hasta las tres de la mañana para regresar, la calle estaba vacía y negra. Desde lejos descubriste el otro dibujo, sólo vos podrías haberlo distinguido tan pequeño en lo alto y a la izquierda del tuyo. Te acercaste con algo que era sed y horror al mismo tiempo, viste el óvalo naranja y las manchas violeta de donde parecía saltar una cara tumefacta, un ojo colgando, una boca aplastada a puñetazos. Ya sé, ya sé, ¿pero qué otra cosa hubiera podido dibujarte? ¿Qué mensaje hubiera tenido sentido ahora? De alguna manera tenía que decirte adiós y a la vez pedirte que siguieras. Algo tenía que dejarte antes de volverme a mi refugio donde ya no había ningún espejo, solamente un hueco para esconderme hasta el fin en la más completa oscuridad, recordando tantas cosas y a veces, así como había imaginado tu vida, imaginando que hacías otros dibujos, que salías por la noche para hacer otros dibujos.

La supervisión. (Texto de la serie Aliados)

Un texto que me hizo mucho sentido.




CAPITULO 15: "La Supervision"

La frase que dijo Taylor a sus alumnos me quedó resonando y también mi pregunta: Lo importante es la mirada, ¿pero cuál mirada? Cuando los humanos esperan algo con mucha ansiedad dicen "no veo la hora". Cuando quieren dar una opinión dicen "Así lo veo yo" o "Éste es mi punto de vista". Cuando quieren hablar del futuro se preguntan "¿Cómo te ves en algunos años?". Cuando quieren consultar con alguien su aspecto preguntan "¿Cómo me veo?". "Estoy tan borracho que no veo" dicen cuando beben.
La vida humana es una mirada, un recorte. Los humanos conocen de la vida sólo lo que ven. Para aquello que no pueden ver, necesitan otra mirada: una supervisión.
Nunca estuvimos tan lejos de alcanzar nuestra misión. El tiempo se acaba, y nos preguntamos ¿Por qué?
Estuvieron siempre mirando a sus misiones, ahora es tiempo de mirarse ustedes.
Ustedes también son su propia misión. Posen la mirada sobre ustedes. Nuestra misión es generar un cambio, y el cambio tiene que empezar por ustedes. El cambio viene desde el interior, sean el cambio.
Si un humano quiere verse el rostro tiene que mirarse en un espejo, pero si quiere mirarse la espalda tiene que hacer un juego de espejos. Creemos conocer a alguien por lo que vemos, pero conocer al otro en realidad es poder ver con sus ojos, ver la vida como la ve el otro. Confiamos sólo en lo que vemos, pero lo que vemos es apenas una ínfima parte de la realidad. La vida, el misterio, es todo eso que escapa a la mirada. Por algo cierran los ojos cuando besan, o cuando hacen el amor. Es porque así ven más, ven mejor.
Se supone que la mirada de un supervisor ve más, porque ve en simultáneo, lo que alguien mira y al que mira. Mirar al otro no es sólo verlo, sino también ver su mirada, su verdad. Mirar, es también dejarse mirar. Sólo cuando podemos ver, pensar y sentir como el otro, podemos decir que conocemos al otro. Y será inevitable, conociendo al otro, nos conoceremos a nosotros mismos.
Unos estudiantes de pintura me dibujaron, y cada uno me pintó de una forma diferente. Es evidente que los demás cuando me ven, ven a alguien distinto. La pregunta es quién soy, y ahora siento que cada vez estoy más cerca de responderla.
Los humanos atraviesan su existencia con la pregunta constante: ¿Quién soy? ¿Cómo soy? y para responder a esa pregunta, interpelan a los demás: ¿Qué ves? ¿Cómo me ves? Y habrá tantas respuestas como miradas, incluso la propia mirada. Una mirada que suele ser implacable. Quizás seamos un poco como nos ven, un poco como nos vemos, y un poco como nadie nos ve.
Los creyentes dicen que sólo Dios nos ve tal cual somos. Esa mirada, esa supervisión, que ve al que somos, al que fuimos, al que seremos, y al que podríamos ser. Una mirada frente a la cual nunca jamás podremos decir que las cosas son así como las vemos, porque vemos casi nada.
Estamos muy interesados en aquello que vemos, pero lo más importante, es todo aquello que no podemos ver.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Sueño con otro mundo: (Una canción, lágrimas y el abrazo de Cris Morena)

Son las 5:20 de la tarde del 26 de septiembre de 2018.

Yo,  estoy despertándome de un sueño que me hizo muy feliz y llenó de luz mi alma, y estoy acordándome de aquellos consejos que dice la gente que cree en los sueños, "escribilo porque se va a hacer posible”
‪Entonces ahí estaba yo, rodeada de pequeños, cantando y bailando con un montón de sonrisas a mi alrededor, mientras se presentaba ese hermoso proyecto, ""otro mundo".
Estaba cantando esahermosa canción de Rincón de luz, y las notas y la luz eran tan mágicas, el escuchar reír a esos pequeños, mas.
Y seguía sonando.
"Rinconcito de luz, castillo de luz, donde nunca estás solo y te duele menos todo"
Termino de cantar, y los aplausos de concretar ese proyecto que Cris soñó y hablaba en los medios de comunicación me hacía tan feliz.
No solo por ser fan de todas sus novelas, sino  también por esta labor  tan hermosa de lograr que chicos puedan aprender aactuar, a cantar, a ser en el arte y encontrar su alma despertando esos talentos que tienen.
Y yo, una chica de un pueblito del interior de Santa Fe, soñando con replicar algo así, pensando también en los jóvenes con discapacidad, porque yo al tener discapacidad visual (Ceguera por retinopatía del prematuro grado 5), sé que no todos podemos acceder a las mismas oportunidades.
Y ahí estaba apenas terminé de cantar en ese sueño maravilloso, cuando Cris llega, me abraza, y llorando de la emoción sentía tanta bella energía.
Recuerdo estas palabras.
Yo:
--Quería decirte gracias por ser como sos,  una mujer fuerte, admirable, que veo tu alma llena de luz cuando te escucho hablar, y gracias por darme tanta felicidad desde que soy chiquita, y por elegirme para acompañarte en este proyecto, desde que descubrí mi misión al realizar Coaching Ontológico, supe que la música es la que inspira, motiva, y da luz a los demás, y mas cuando estoy rodeada de chicos con ganas de aprender.
Cris: --Gracias a vos por la luz que nos brindaste, por mostrar que si se puede, y acá vamos a aprender mucho con tus experiencias con la música.
Así con lágrimas en los ojos me desperté, temblando de emoción.
No sé si esto va a llegar a tus manos algún día querida Cris, pero sabé que yo desde mi humilde lugar, desde mi amor inmenso por la música, confío plenamente en tu proyecto.
Te quiero aún sin conocerte.
Te abrazo.
Magalí Elisabet Rossi.

Laguna paiva, provincia de Santa Fe, Argentina.

Magalí Rossi
Héroe





















































































































































































































































No te rindas: (Mario Benedetti)

Me desperté con este poema en mi mente.
Un poema que conocí hace poco.

Seguramente al pasar por tanta tormenta sea un arcohiris.
Aquí se los comparto.

No te rindas, aun estas a tiempo

de alcanzar y comenzar de nuevo,

aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,

liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,

continuar el viaje,

perseguir tus sueños,

destrabar el tiempo,

correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,

aunque el frio queme,

aunque el miedo muerda,

aunque el sol se esconda y se calle el viento,

aun hay fuego en tu alma,

aun hay vida en tus sueños,

porque la vida es tuya y tuyo tambien el deseo,

porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el amor, es cierto,

porque no hay heridas que no cure el tiempo,

abrir las puertas quitar los cerrojos,

abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y aceptar el reto,

recuperar la risa, ensayar el canto,

bajar la guardia y extender las manos,

desplegar las alas e intentar de nuevo,

celebrar la vida y retomar los cielos,

No te rindas por favor no cedas,

aunque el frio queme,

aunque el miedo muerda,

aunque el sol se ponga y se calle el viento,

aun hay fuego en tu alma,

aun hay vida en tus sueños,

porque cada dia es un comienzo,

porque esta es la hora y el mejor momento,

porque no estas sola,

porque yo te quiero.

















































































jueves, 20 de septiembre de 2018

Ama a una mujer despierta. (Reflexión)

Gracias Luci Saes por compartir esta maravillosa reflexión
Nuevamente, en un recorrido por Internet, en encuentro esto tan motivante, tan interesante!
Pero también, al mismo tiempo es una invitación ah no quedarnos en donde estamos!, a seguir nuestros sueños! O también, a confirmar nuestro lugar en la vida, Y o reafirmar nuestro lugar aquí y ahora!
Si decides amar a una mujer despierta, entiende que estás entrando en un territorio nuevo, radical y desafiante.
Si decides amar a una mujer despierta, no puedes quedarte dormido.
Si decides amar a una mujer despierta, cada parte de tu alma será despertada, no sólo tus órganos sexuales o incluso tu corazón.
Francamente, si prefieres una vida normal, sigue con una chica normal.
Si quieres una vida dócil, sólo busca una mujer que se ha permitido a sí misma ser domesticada.
Si sólo deseas sumergir tu dedo del pie en las aguas que fluyen de Shakti, quédate con la mujer segura, domesticada que todavía no se ha sumido en el desenfreno del océano Sagrado Femenino.
Es cómodo amar a una mujer que todavía no ha activado sus poderes sagrados interiores, porque ella no aprieta tus botones.
Ella no te pondrá a prueba.
Ella no te presiona para convertirte en tu más alto Ser.
Ella no va a despertar las partes olvidadas y entumecidas de tu Espíritu que te instan a recordar que hay más para tu vida aquí que esto.
Ella no va a mirar en tus ojos cansados y enviarte un rayo de Verdad a través de tu cuerpo, sacudiéndote despierto y agitando tus deseos perdidos hace mucho tiempo por el Amor de Almas dentro de ti.
Una mujer dormida, segura, será maravillosamente satisfactoria y relajante para tu ego, corazón y cuerpo. Ella va a caminar en silencio junto a ti y te hará sentir necesitado, responsable, como que estás cumpliendo con tu papel masculino.
Si esto es suficiente para ti, entonces acéptalo, ámala con todo tu corazón, permanece fiel a ella y dale las gracias todos los días por el don de su leve, no amenazante presencia femenina en tu vida.
Si esto no es suficiente para ti - si tu corazón, cuerpo y espíritu sólo están anhelando el "otro tipo de mujer". Aquel salvaje, entonces debes saber que estás en la cúspide de la transformación del alma.
Debes saber que estás haciendo una elección seria con consecuencias kármicas.
Si decides entrar en el aura y el cuerpo de una mujer cuyo incendio espiritual está ardiendo, estás aceptando que necesitas un cierto nivel de peligro y de riesgo con el fin de crecer.
Una vez que empiezas a amar a una mujer de esta naturaleza, debes aceptar la responsabilidad total de los cambios de vida que luego derivarían.
Tu vida no será cómodamente adormilada todo el tiempo. Tu vida no va a permitirte que te quedes atrapado en surcos viejos y rutinas estancadas.
Tu vida tomará un radicalmente nuevo sabor y aroma. Vas a ser encendido por la presencia de lo femenino salvaje, y comenzará a enviar ondas de shock eléctrico de luz espiritual a través de tu sistema de chakras entero, que te sintonizarán con la convocatoria de la Divinidad.
La elección de ser sexualmente y románticamente-íntimo con una mujer despierta, necesita de coraje masculino para caminar sin miedo a lo desconocido. Pero vas a cosechar recompensas más allá de la comprensión de tu mente.
Ella te llevará a mundos desconocidos de misterio y magia. Ella te llevará, hipnotizado y medio borracho de Amor, dentro de los bosques salvajes de éxtasis sensual y asombro.
Ella te mostrará cielos sagrados tan llenos y ardientes de estrellas que vas a empezar a preguntarte si todavía estás viviendo en el mismo planeta en el que naciste.
Ella va a romperte y rasgarte para que tu feroz, corazón apasionado te vuelva medio loco de deseo. Tendrás que consumirla y penetrarla en todos los niveles para que tu esencia masculina pueda consumir y penetrar el mundo - iluminar el universo con Tu Amor devoto.
Ella te verá como nunca has sido visto antes.
Ella va a confiar en ti.
Ella te apreciará.
Ella va a reconocer tus esfuerzos para hacerla feliz.
Ella va a valorar todo lo bueno que haces, y todo lo bueno que eres.
Ella no va a escapar de tu oscuridad, porque tu oscuridad no la asusta.
Ella va a abrazarte, besarte, acariciarte y amarte de vuelta a la vida. Ella hablará palabras que tu alma entiende. Ella no te castigará por tus errores.
Es un riesgo monumental amar a una mujer despierta, porque no hay de repente lugar para esconderse.
Ella lo ve todo, por lo tanto ella puede Amarte con una profundidad y presencia que tu corazón y cuerpo han anhelado tan duro, por tanto tiempo, tan ferozmente ... Que te preguntas si realmente has estado vivo durante todo el tiempo que has estado fuera.
Amar a una mujer como esta es una opción que eliges para empezar a vivir con tu alma en llamas.
Tu vida nunca volverá a ser lo mismo una vez que hayas invitado a su energía en ti.
Toma este riesgo en tí mismo, o da un paso atrás, quédate con la chica normal y acepta una vida segura, diferente, más cómoda y algo más tranquila.
Sólo asegúrate de que si eliges esta última, no te pases el resto de tus días con los ojos mirando hacia atrás sobre tu hombro, tratando de ver una vez más la visión borrosa del Misterio Femenino que ahora ha desaparecido de tu vista.
Ella se ha ido hace un largo tiempo, de vuelta a las estrellas, las galaxias distantes y los Cielos.. Desde dónde Ella vino!!!..... 
saluditos llenos de amor y bendiciones de luz!

jueves, 13 de septiembre de 2018

Crónica de mi primer recorrido al instituto.

Este escrito fue hecho en el mes de abril.
 
 El jueves, como desde hace unos días, llegué al instituto 12 sola, claro que la gente en la calle siempre está para darte una mano.
Yo me había bajado del colectivo de Laguna Paiva en Junín y 25 de mayo y 2 personas que me conocían se quedaron charlando conmigo hasta que llegó el 2 para seguir viaje.
Tomé el otro cole, y no les voy a negar que me da un poquitín de miedo pasarme, aunque la tecnología ayude,.
--¿Me avisas cuando lleguemos a San Jerónimo y Zaspe?
--Si, yo te aviso, no te preocupes. Me dijo el chofer.
Llego, y tengo que caminar una cuadra y media hasta el instituto.
El viento frío me golpeaba la cara, y yo iba con paso calmo, prestando atención al entorno.
El sonido del bastón en el suelo me iba dando pistas de lo que había cerca.
Y de repente escucho a un señor que me dice desde la vereda de enfrente: "Nena, guarda que mas adelante hay basura." No sé si fue por como lo dijo, pero sentí muchas ganas de reirme, es que yo iba tranquila, que se yo... Le dige un gracias y seguí caminando, y efectivamente, en una vereda tan angosta, el bastón encontró lo que el señor me había dicho, tocó esquivarla y seguir.
Después unos metros mas adelante, mi querido compañero gps lazarillo dice: "centro de cultura China a 70 metros." ¿Dónde está el centro cultural chino?
Seguro está en la vereda de enfrente, pensaba...
Veo a 2 hombres charlando a media cuadra de mi destino y les pregunto: ¿Tengo que llegar hasta 9 de julio, voy bien?
-Si si, vas re bien, me dijo uno de ellos con una sonrisa amable. Les agradecí y seguí mi camino.
Doblé a la derecha, y media cuadra después, ya estaba en el edificio del 12, el cambio de vereda me lo hacía saber.
Todos los días son una aventura, no saber con que me voy a encontrar me genera cosquillas en la panza.
Solo puedo decir gracias por estas experiencias.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Mi aventura librerística. (De mi autoría)

Mi aventura librerística.
Cuando ocurre algo sin planearlo, así sin mas, como cuando te llega un pensamiento de no sé donde y decís "y que tal si..." 
Y así fue que esta mañana mientras trabajaba, se me vino a la mente uno de esos anhelos que fui guardando.
Y dije: "Hoy es el día"
Y entonces ya tenía los libros elegidos, uno para regalo, el mas importante, porque yo hacía mucho se lo quería comprar a mi mamá, y otro título para mí, de uno de mis escritores preferidos.
Y los astros, el reloj, el universo y yo misma generé ese acontecimiento tan trascendental para mí.
Yo amo la lectura, me gusta ese aroma a libro, a tinta, me gusta el sonido de las páginas cuando las pasas...
Y ya después de mi clase de coaching y de canto, estaba en la terminal de Santa Fe, buscando la librería de Mauro Yardin, talvez suene a algo simple, pero hacerlo sola fue muy lindo.
Caer a un puesto de revistas que estaba cerca, y seguir algunas indicaciones, hasta que a mitad de camino le pregunté a un señor que me supo guiar hasta que fui percibiendo ese inconfundible local. Y es que tiene un calorcito especial, tiene esa magia, enseguida notas los libros en el mostrador, en las estanterías, el acariciar los lomos de los libros, ese aire distinto...
--Que andas buscando?
Me pregunta el señor que atiende.
--Vengo a buscar dos libros.
Y mientras le digo los títulos y espero que encuentre entre estantes y cajas, bueno, almenos eso vi por el sonido...
--Si, si, los tengo.
Y mi cara de felicidad, y el corazón a mil!!!
--El caballero de la armadura oxidada es para regalar. 
Y mientras sonrío le digo.
--El de calma emocional es para mí.
Y mientras le pago, pienso...
Que se le habrá pasado por la mente, mientras me atendía?
Que habrá pensado cuando me vio entrando con mi bastón blanco?
Y tan amablemente me saluda y me pregunta que donde iba, le explico que para la plataforma 20 para buscar el colectivo de Laguna Paiva, y me dice.
"Seguí derecho, tenés un trecho largo"
Y me fui feliz, con dos libros y una historia nueva que contar.
📕🖋😣🤩🤗

Resurgir. (Escrito de mi autoría)

Resurgir. Estoy sentada en la computadora, de madrugada escuchando como los sonidos del día van llegando de a sorbos... Y cada vez que tengo estos silencios, pienso en quien fui, y en quien estoy siendo hoy... No, no crean que es simple mirar al pasado. Pero que hubiera sido yo sin ese pasado que me templó como mujer? Aveces algunas palabras matan, y otras te hacen renacer. El común de la gente cree que no, que a las palabras el viento se las lleva, pero hay algunas que no se van, no se van hasta que después de llorarlas, de desgarrarte por dentro, un día las dejas ir, porque te das cuenta de que sos mas que eso que te dijeron que eras. Lo que duele es que como las palabras no hieren de forma visible, afuera el mundo sigue girando mientras vos, sos juzgada. Y duele que cuando te abres a contarle a alguien lo que te pasa, se opine sin siquiera tener un poquito de empatía. Mucho tiempo me pregunté como podía sanar todo ese dolor acumulado, todas esas lágrimas, como desterrar todas esas creencias, todos esos discursos. "No vas a poder", "no servís", "si no me lo demostrás a mí", "no vas a ser independiente y no vas a avanzar". Y cuando lo empezás a decir, te hacés fuerte, de a poquito vas cortando la autoculpa en pedacitos, la nena asustada que solo pensaba en que necesitaba a alguien mas para sentirse protegida se va yendo y aprende a gritar "Basta"! Y empezás a pensar en que vales, en festejar cada cosa por mas pequeña que sea, en abrazarte cada vez que te despertás, te miras al espejo y decís acá estoy yo, una mujer fuerte que lucha porque aprendió a quererse, a creer en si misma y a decir "hoy nada ni nadie va a callar mi voz", "soy una constructora de mi presente y conquistadora de mi futuro". Aceptate, decite palabras llenas de cariño para con vos, hacé propias aquellas expresiones de afecto que te empoderen, creé que si, que después de tanta batalla, crecés. Por eso en estas humildes líneas, querida lectora, te animo a que luches por esos anhelos que tenés y quiero que sepas que sos una mujer fuerte. Nunca te detengas, es mi deseo. Atentamente: Magalí Rossi.