reproductor, player

lunes, 29 de octubre de 2018

Sanar la carencia maternal en tu clan

SANAR LA CARENCIA MATERNAL EN TU CLAN

Este vínculo es el más importante, porque es el primero que mantenemos en nuestra vida. De ella nos nutrimos, y conforme haya sido esa nutrición, serán las herramientas que tendremos para enfrentar la vida, de ella recibimos la energía de vida, conforme haya Sido esa energía, así nos sentiremos. 
 
Cuando veas a una persona siempre enojada, su enojo en realidad es con su madre, de un modo muy inconsciente. Comúnmente se dice: está enojado con la vida, o está en guerra con la vida, la madre representa la vida, si yo no estoy en paz con mi madre estaré en guerra con mi vida. Por eso la importancia de sanar este vínculo. Muchas de nuestras enfermedades, son del niño que no recibió ese amor que le hizo falta de su madre, quedó desnutrido emocionalmente.

De la madre se desprende la relación que mantenemos con  nuestro CUERPO, la relación que mantenemos  con el MUNDO, la relación que mantenemos con la COMIDA, la relación que mantenemos en OTRAS RELACIONES. 

Recordemos que es la madre la primera que nos alimenta, y conforme haya sido ese alimento, será la nutrición en forma de ENERGIA DE VIDA que tendremos para enfrentar la vida. 

La madre está ligada a nuestra ABUNDANCIA, si no nos sentimos abundantes emocionalmente con nuestra madre, cuando fuimos niños, me sentiré carente en el mundo, en mi vida de adulto.

Maternamos a nuestros hijos conforme nos maternaron a nosotras. Puede pasar también que me vaya al otro extremo, ser diferente con mis hijos en comparación con mi madre, de igual modo, tengo que saber, que aquí se está hablando de energía de vida, si mi mamá fue autoritaria y hoy yo soy permisiva, y no recibí de ella energía de vida, de igual modo me costará muchísimo criar a mí a hijos, ya que CAREZCO de dicha energía. 

¿POR QUÉ MI MAMA NO ME DIO ENERGIA?

Porque ella no la recibió de su propia madre, por consiguiente no la tenía en ella misma,  para entregármela a mi. "Damos lo que tenemos".

Generalmente no podemos dar energía de vida a nuestros hijos, que  no hayamos recibido de nuestra propia madre. 

Si yo no recibí un maternaje apropiado, óptimo, donde todas mis NECESIDADES EMOCIONALES, AFECTIVAS estuvieran cubiertas, me costará maternar a mis hijos, ya que no recibí energía de vida de mi madre, mi madre tampoco tuvo energía de vida para maternarme como debío hacerlo.

El DOLOR, el BLOQUEO, la CARENCIA de dicha energía, se arrastra de generación en generación, y si hoy quiero que fluya para beneficiar a mis  hijos y a mi misma, debo liberarla, desde ascestras a descendientes. 

El bloqueo está en el pasado, en las infancias de nuestras anscestras. Recordemos que en la infancia damos a nuestros hijos la energía de vida para desarrollarse en su vida de adulto, y si no la damos sabiamente, ENFERMAMOS, BLOQUEAMOS ese influjo.

Cada generación que no recibió sabiamente dicha energía de sus madres, se queda mirando hacia el pasado, esperando esa energía, desprotegiendo a la descendencia, no nutriendo a la descendencia. 

Muchas madres, SIGUEN ESPERANDO el amor que no recibieron de su madre, no logrando cortar el cordón sanamente, cuando hacemos esto, estamos desprotegiendo a nuestros hijos. Debemos sanar este aspecto. Mientras yo esperé amor de mi mamá siendo una adulta con hijos, debo saber que no estoy nutriendo  a mis hijos, quedándome en un estadio infantil. Creando una CADENA de DESNUTRIDOS EMOCIONALES. 

AHORA TRABAJEMOS CON LAS MUJERES DE NUESTRO CLAN:

- Imagina y visualiza, aunque no la conozcas, a tu bisabuela. Imagina que una luz poderosa la sostiene, abajo de tu bisabuela está tu abuela. Tu bisabuela le dice a tu abuela: no puede estar disponible para ti como debí estarlo, no pude maternarte como debí hacerlo, no tuve la energía de vida que necesitaba. "Lo siento". Ahora estoy presente y puedes tomarme de un modo diferente, puedes tomar mi energía. Tu abuela respira y se llena de esa energía. 

- Tu bisabuela le dice: Se que te hice falta, sé que no te cuide como debería haberlo hecho, sé que de un modo inconsciente te hice daño, pero ahora estoy aquí para reparar el daño, ahora estoy presente para ti y puedes tomarme. Tu bisabuela abre los brazos enormes y la toma a tu abuela entre sus brazos. La llena de energía de vida, esa que no supo darle cuando fue niña. El amor en estos momentos fluye entre ellas dos. Ahora en estos momentos está ingresando esa energía. Ahora tu abuela recibió esa energía, ahora puede girar hacia la vida y ver a tu madre.

- Imagina y visualiza ahora a tu madre, ella en estos momentos está por recibir la energía de vida que no recibió siendo niña, la visualizaras pequeñita, justo en el momento que tuvo que recibir el amor de su madre y no lo recibió, simularemos su infancia.

- Su mamá, tu abuela, le dice: Hija, no pude estar disponible para ti como tú lo necesitaste "lo siento" Sé que me necesitaste de un modo diferente, sé que no te dí el amor que hubieras querido, sé que te hice sentir desprotegida, sé que no te tuve paciencia como debí haberte tenido, sé que te hice falta. Se que necesitaste más dulzura de mi. 

- Ahora estoy presente como me necesitas tener, puedes tomarme. Tu abuela extiende los brazos y la  toma a tu madre de una manera profundamente amorosa. 

Así es como liberamos, pasa la energía de vida.

- Tu madre ahora se gira  y puede mirarte a ti. Recordemos que ella se quedó detenida esperando el amor que no recibió de su madre, tu abuela, se quedó detenida en una psiquis de niña. En estos momentos ya tiene la energía de vida para darte. Ahora es una mujer madura, ahora es una  madre "no una niña carente" es una madre  abundante. Ahora que es una mujer madura puede entregártelo a ti.

- Visualiza como baja la energía de vida, de mujeres poderosas, luminosas, amorosas. Tu madre está apoyada por su madre, tu abuela está apoyada en su madre.  Ahora te toca el turno a ti.

- Tu madre ya es una mujer, ya salió del estadio de niña al recibir esa energía de su propia madre, ahora puede mirarte a ti, antes no podía mirarte  porque seguía esperando esa energía de su madre y estaba en estadio de niña.

- Tu mamá te dice: hija, no pude estar contigo como debería haber estado, no pude ser la mamá que hubieras querido, no pude protegerte como te hizo falta "lo siento" "lo lamento". Sé que te hice falta en muchos momentos que me necesitaste atenta. "Se que te hice daño, lo lamento" no tenía la energía para maternarte como te lo merecías "Lo siento" Quiero reparar este dolor que te causé por no protegerte. Ahora estoy presente para ti,  porque crecí, maduré, puedes tomarme. Tu madre extiende los brazos, te toma, te abraza fuertemente. Ahora puede dejar de mirar a su madre, pidiendo que la siga maternando, para maternarte a ti. Dejó de ser una niña, ahora es una mujer, tu madre, ella te protege  a ti. Deja de mirar el pasado, para mirarte a ti, el pasado solo la respalda, pero sus ojos ahora están puestos en ti. 

* Siente como ingresa esa energía de vida en ese abrazo, siente como ingresa en tu cuerpo.

* Siente como esa energía de vida te hace crecer, madurar, fortalecerte, brillar. Dejas de ser un niñ@, pidiendo que te maternen, dejas de sentirte carente y desprotegido, para convertirte en un adulto empoderado, fuerte. Siente esa energía de vida en cada célula de tu cuerpo.

Ahora agradeces a tu mamá, a tu abuela, a tu bisabuela está entrega. Las miras, y les dices: gracias a todas!!

Ahora mira al futuro, mira hacia delante, a la vida, tu vida. Estás protegido por todo el linaje, respaldado, te miran con buenos ojos y te alientan a mirar hacia el futuro, hacia la descendencia, su legado.

Entrega toda esta energía a tus hijos en caso de tenerlos, o a tus proyectos que tengas para tu vida.
Comparto con amor
Laura Gpe.
💞💛💞

Valeria Juarez/ compartido por Andrea Olate. Gracias a todas.

jueves, 27 de septiembre de 2018

Grafiti: Julio Cortazar



Graffiti, Julio Cortázar (1914-1984)

         Tantas cosas que empiezan y acaso acaban como un juego, supongo que te hizo gracia encontrar el dibujo al lado del tuyo, lo atribuiste a una casualidad o a un capricho y sólo la segunda vez te diste cuenta de que era intencionado y entonces lo miraste despacio, incluso volviste más tarde para mirarlo de nuevo, tomando las precauciones de siempre: la calle en su momento más solitario, ningún carro celular en las esquinas próximas, acercarse con indiferencia y nunca mirar los graffiti de frente sino desde la otra acera o en diagonal, fingiendo interés por la vidriera de al lado, yéndote enseguida.
          Tu propio juego había empezado por aburrimiento, no era en verdad una protesta contra el estado de cosas en la ciudad, el toque de queda, la prohibición amenazante de pegar carteles o escribir en los muros. Simplemente te divertía hacer dibujos con tizas de colores (no te gustaba el término graffiti, tan de crítico de arte) y de cuando en cuando venir a verlos y hasta con un poco de suerte asistir a la llegada del camión municipal y a los insultos inútiles de los empleados mientras borraban los dibujos. Poco les importaba que no fueran dibujos políticos, la prohibición abarcaba cualquier cosa, y si algún niño se hubiera atrevido a dibujar una casa o un perro, lo mismo lo hubieran borrado entre palabrotas y amenazas. En la ciudad ya no se sabía demasiado de qué lado estaba verdaderamente el miedo; quizá por eso te divertía dominar el tuyo y cada tanto elegir el lugar y la hora propicios para hacer un dibujo.
          Nunca habías corrido peligro porque sabías elegir bien, y en el tiempo que transcurría hasta que llegaban los camiones de limpieza se abría para vos algo como un espacio más limpio donde casi cabía la esperanza. Mirando desde lejos tu dibujo podías ver a la gente que le echaba una ojeada al pasar, nadie se detenía por supuesto pero nadie dejaba de mirar el dibujo, a veces una rápida composición abstracta en dos colores, un perfil de pájaro o dos figuras enlazadas. Una sola vez escribiste una frase, con tiza negra: A mí también me duele. No duró dos horas, y esta vez la policía en persona la hizo desaparecer. Después solamente seguiste haciendo dibujos.
          Cuando el otro apareció al lado del tuyo casi tuviste miedo, de golpe el peligro se volvía doble, alguien se animaba como vos a divertirse al borde de la cárcel o algo peor, y ese alguien por si fuera poco era una mujer. Vos mismo no podías probártelo, había algo diferente y mejor que las pruebas más rotundas: un trazo, una predilección por las tizas cálidas, un aura. A lo mejor como andabas solo te imaginaste por compensación; la admiraste, tuviste miedo por ella, esperaste que fuera la única vez, casi te delataste cuando ella volvió a dibujar al lado de otro dibujo tuyo, unas ganas de reír, de quedarte ahí delante como si los policías fueran ciegos o idiotas.
          Empezó un tiempo diferente, más sigiloso, más bello y amenazante a la vez. Descuidando tu empleo salías en cualquier momento con la esperanza de sorprenderla, elegiste para tus dibujos esas calles que podías recorrer en un solo rápido itinerario; volviste al alba, al anochecer, a las tres de la mañana. Fue un tiempo de contradicción insoportable, la decepción de encontrar un nuevo dibujo de ella junto a alguno de los tuyos y la calle vacía, y la de no encontrar nada y sentir la calle aún más vacía. Una noche viste su primer dibujo solo; lo había hecho con tizas rojas y azules en una puerta de garaje, aprovechando la textura de las maderas carcomidas y las cabezas de los clavos. Era más que nunca ella, el trazo, los colores, pero además sentiste que ese dibujo valía como un pedido o una interrogación, una manera de llamarte. Volviste al alba, después que las patrullas ralearon en su sordo drenaje, y en el resto de la puerta dibujaste un rápido paisaje con velas y tajamares; de no mirarlo bien se hubiera dicho un juego de líneas al azar, pero ella sabría mirarlo. Esa noche escapaste por poco de una pareja de policías, en tu departamento bebiste ginebra tras ginebra y le hablaste, le dijiste todo lo que te venía a la boca como otro dibujo sonoro, otro puerto con velas, la imaginaste morena y silenciosa, le elegiste labios y senos, la quisiste un poco.
          Casi enseguida se te ocurrió que ella buscaría una respuesta, que volvería a su dibujo como vos volvías ahora a los tuyos, y aunque el peligro era cada vez mayor después de los atentados en el mercado te atreviste a acercarte al garaje, a rondar la manzana, a tomar interminables cervezas en el café de la esquina. Era absurdo porque ella no se detendría después de ver tu dibujo, cualquiera de las muchas mujeres que iban y venían podía ser ella. Al amanecer del segundo día elegiste un paredón gris y dibujaste un triángulo blanco rodeado de manchas como hojas de roble; desde el mismo café de la esquina podías ver el paredón (ya habían limpiado la puerta del garaje y una patrulla volvía y volvía rabiosa), al anochecer te alejaste un poco pero eligiendo diferentes puntos de mira, desplazándote de un sitio a otro, comprando mínimas cosas en las tiendas para no llamar demasiado la atención. Ya era noche cerrada cuando oíste la sirena y los proyectores te barrieron los ojos. Había un confuso amontonamiento junto al paredón, corriste contra toda sensatez y sólo te ayudó el azar de un auto dando la vuelta a la esquina y frenando al ver el carro celular, su bulto te protegió y viste la lucha, un pelo negro tironeado por manos enguantadas, los puntapiés y los alaridos, la visión entrecortada de unos pantalones azules antes de que la tiraran en el carro y se la llevaran.
          Mucho después (era horrible temblar así, era horrible pensar que eso pasaba por culpa de tu dibujo en el paredón gris) te mezclaste con otras gentes y alcanzaste a ver un esbozo en azul, los trazos de ese naranja que era como su nombre o su boca, ella ahí en ese dibujo truncado que los policías habían borroneado antes de llevársela; quedaba lo bastante para comprender que había querido responder a tu triángulo con otra figura, un círculo o acaso una espiral, una forma llena y hermosa, algo como un sí o un siempre o un ahora.
          Lo sabías muy bien, te sobraría tiempo para imaginar los detalles de lo que estaría sucediendo en el cuartel central; en la ciudad todo eso rezumaba poco a poco, la gente estaba al tanto del destino de los prisioneros, y si a veces volvían a ver a uno que otro, hubieran preferido no verlos y que al igual que la mayoría se perdieran en ese silencio que nadie se atrevía a quebrar. Lo sabías de sobra, esa noche la ginebra no te ayudaría más que a morderte las manos, a pisotear las tizas de colores antes de perderte en la borrachera y el llanto.
          Sí, pero los días pasaban y ya no sabías vivir de otra manera. Volviste a abandonar tu trabajo para dar vueltas por las calles, mirar fugitivamente las paredes y las puertas donde ella y vos habían dibujado. Todo limpio, todo claro; nada, ni siquiera una flor dibujada por la inocencia de un colegial que roba una tiza en la clase y no resiste al placer de usarla. Tampoco vos pudiste resistir, y un mes después te levantaste al amanecer y volviste a la calle del garaje. No había patrullas, las paredes estaban perfectamente limpias; un gato te miró cauteloso desde un portal cuando sacaste las tizas y en el mismo lugar, allí donde ella había dejado su dibujo, llenaste las maderas con un grito verde, una roja llamarada de reconocimiento y de amor, envolviste tu dibujo con un óvalo que era también tu boca y la suya y la esperanza. Los pasos en la esquina te lanzaron a una carrera afelpada, al refugio de una pila de cajones vacíos; un borracho vacilante se acercó canturreando, quiso patear al gato y cayó boca abajo a los pies del dibujo. Te fuiste lentamente, ya seguro, y con el primer sol dormiste como no habías dormido en mucho tiempo.
          Esa misma mañana miraste desde lejos: no lo habían borrado todavía. Volviste a mediodía: casi inconcebiblemente seguía ahí. La agitación en los suburbios (habías escuchado los noticiosos) alejaba a las patrullas urbanas de su rutina; al anochecer volviste a verlo como tanta gente lo había visto a lo largo del día. Esperaste hasta las tres de la mañana para regresar, la calle estaba vacía y negra. Desde lejos descubriste el otro dibujo, sólo vos podrías haberlo distinguido tan pequeño en lo alto y a la izquierda del tuyo. Te acercaste con algo que era sed y horror al mismo tiempo, viste el óvalo naranja y las manchas violeta de donde parecía saltar una cara tumefacta, un ojo colgando, una boca aplastada a puñetazos. Ya sé, ya sé, ¿pero qué otra cosa hubiera podido dibujarte? ¿Qué mensaje hubiera tenido sentido ahora? De alguna manera tenía que decirte adiós y a la vez pedirte que siguieras. Algo tenía que dejarte antes de volverme a mi refugio donde ya no había ningún espejo, solamente un hueco para esconderme hasta el fin en la más completa oscuridad, recordando tantas cosas y a veces, así como había imaginado tu vida, imaginando que hacías otros dibujos, que salías por la noche para hacer otros dibujos.

La supervisión. (Texto de la serie Aliados)

Un texto que me hizo mucho sentido.




CAPITULO 15: "La Supervision"

La frase que dijo Taylor a sus alumnos me quedó resonando y también mi pregunta: Lo importante es la mirada, ¿pero cuál mirada? Cuando los humanos esperan algo con mucha ansiedad dicen "no veo la hora". Cuando quieren dar una opinión dicen "Así lo veo yo" o "Éste es mi punto de vista". Cuando quieren hablar del futuro se preguntan "¿Cómo te ves en algunos años?". Cuando quieren consultar con alguien su aspecto preguntan "¿Cómo me veo?". "Estoy tan borracho que no veo" dicen cuando beben.
La vida humana es una mirada, un recorte. Los humanos conocen de la vida sólo lo que ven. Para aquello que no pueden ver, necesitan otra mirada: una supervisión.
Nunca estuvimos tan lejos de alcanzar nuestra misión. El tiempo se acaba, y nos preguntamos ¿Por qué?
Estuvieron siempre mirando a sus misiones, ahora es tiempo de mirarse ustedes.
Ustedes también son su propia misión. Posen la mirada sobre ustedes. Nuestra misión es generar un cambio, y el cambio tiene que empezar por ustedes. El cambio viene desde el interior, sean el cambio.
Si un humano quiere verse el rostro tiene que mirarse en un espejo, pero si quiere mirarse la espalda tiene que hacer un juego de espejos. Creemos conocer a alguien por lo que vemos, pero conocer al otro en realidad es poder ver con sus ojos, ver la vida como la ve el otro. Confiamos sólo en lo que vemos, pero lo que vemos es apenas una ínfima parte de la realidad. La vida, el misterio, es todo eso que escapa a la mirada. Por algo cierran los ojos cuando besan, o cuando hacen el amor. Es porque así ven más, ven mejor.
Se supone que la mirada de un supervisor ve más, porque ve en simultáneo, lo que alguien mira y al que mira. Mirar al otro no es sólo verlo, sino también ver su mirada, su verdad. Mirar, es también dejarse mirar. Sólo cuando podemos ver, pensar y sentir como el otro, podemos decir que conocemos al otro. Y será inevitable, conociendo al otro, nos conoceremos a nosotros mismos.
Unos estudiantes de pintura me dibujaron, y cada uno me pintó de una forma diferente. Es evidente que los demás cuando me ven, ven a alguien distinto. La pregunta es quién soy, y ahora siento que cada vez estoy más cerca de responderla.
Los humanos atraviesan su existencia con la pregunta constante: ¿Quién soy? ¿Cómo soy? y para responder a esa pregunta, interpelan a los demás: ¿Qué ves? ¿Cómo me ves? Y habrá tantas respuestas como miradas, incluso la propia mirada. Una mirada que suele ser implacable. Quizás seamos un poco como nos ven, un poco como nos vemos, y un poco como nadie nos ve.
Los creyentes dicen que sólo Dios nos ve tal cual somos. Esa mirada, esa supervisión, que ve al que somos, al que fuimos, al que seremos, y al que podríamos ser. Una mirada frente a la cual nunca jamás podremos decir que las cosas son así como las vemos, porque vemos casi nada.
Estamos muy interesados en aquello que vemos, pero lo más importante, es todo aquello que no podemos ver.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Sueño con otro mundo: (Una canción, lágrimas y el abrazo de Cris Morena)

Son las 5:20 de la tarde del 26 de septiembre de 2018.

Yo,  estoy despertándome de un sueño que me hizo muy feliz y llenó de luz mi alma, y estoy acordándome de aquellos consejos que dice la gente que cree en los sueños, "escribilo porque se va a hacer posible”
‪Entonces ahí estaba yo, rodeada de pequeños, cantando y bailando con un montón de sonrisas a mi alrededor, mientras se presentaba ese hermoso proyecto, ""otro mundo".
Estaba cantando esahermosa canción de Rincón de luz, y las notas y la luz eran tan mágicas, el escuchar reír a esos pequeños, mas.
Y seguía sonando.
"Rinconcito de luz, castillo de luz, donde nunca estás solo y te duele menos todo"
Termino de cantar, y los aplausos de concretar ese proyecto que Cris soñó y hablaba en los medios de comunicación me hacía tan feliz.
No solo por ser fan de todas sus novelas, sino  también por esta labor  tan hermosa de lograr que chicos puedan aprender aactuar, a cantar, a ser en el arte y encontrar su alma despertando esos talentos que tienen.
Y yo, una chica de un pueblito del interior de Santa Fe, soñando con replicar algo así, pensando también en los jóvenes con discapacidad, porque yo al tener discapacidad visual (Ceguera por retinopatía del prematuro grado 5), sé que no todos podemos acceder a las mismas oportunidades.
Y ahí estaba apenas terminé de cantar en ese sueño maravilloso, cuando Cris llega, me abraza, y llorando de la emoción sentía tanta bella energía.
Recuerdo estas palabras.
Yo:
--Quería decirte gracias por ser como sos,  una mujer fuerte, admirable, que veo tu alma llena de luz cuando te escucho hablar, y gracias por darme tanta felicidad desde que soy chiquita, y por elegirme para acompañarte en este proyecto, desde que descubrí mi misión al realizar Coaching Ontológico, supe que la música es la que inspira, motiva, y da luz a los demás, y mas cuando estoy rodeada de chicos con ganas de aprender.
Cris: --Gracias a vos por la luz que nos brindaste, por mostrar que si se puede, y acá vamos a aprender mucho con tus experiencias con la música.
Así con lágrimas en los ojos me desperté, temblando de emoción.
No sé si esto va a llegar a tus manos algún día querida Cris, pero sabé que yo desde mi humilde lugar, desde mi amor inmenso por la música, confío plenamente en tu proyecto.
Te quiero aún sin conocerte.
Te abrazo.
Magalí Elisabet Rossi.

Laguna paiva, provincia de Santa Fe, Argentina.

Magalí Rossi
Héroe





















































































































































































































































No te rindas: (Mario Benedetti)

Me desperté con este poema en mi mente.
Un poema que conocí hace poco.

Seguramente al pasar por tanta tormenta sea un arcohiris.
Aquí se los comparto.

No te rindas, aun estas a tiempo

de alcanzar y comenzar de nuevo,

aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,

liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,

continuar el viaje,

perseguir tus sueños,

destrabar el tiempo,

correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,

aunque el frio queme,

aunque el miedo muerda,

aunque el sol se esconda y se calle el viento,

aun hay fuego en tu alma,

aun hay vida en tus sueños,

porque la vida es tuya y tuyo tambien el deseo,

porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el amor, es cierto,

porque no hay heridas que no cure el tiempo,

abrir las puertas quitar los cerrojos,

abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y aceptar el reto,

recuperar la risa, ensayar el canto,

bajar la guardia y extender las manos,

desplegar las alas e intentar de nuevo,

celebrar la vida y retomar los cielos,

No te rindas por favor no cedas,

aunque el frio queme,

aunque el miedo muerda,

aunque el sol se ponga y se calle el viento,

aun hay fuego en tu alma,

aun hay vida en tus sueños,

porque cada dia es un comienzo,

porque esta es la hora y el mejor momento,

porque no estas sola,

porque yo te quiero.

















































































jueves, 20 de septiembre de 2018

Ama a una mujer despierta. (Reflexión)

Gracias Luci Saes por compartir esta maravillosa reflexión
Nuevamente, en un recorrido por Internet, en encuentro esto tan motivante, tan interesante!
Pero también, al mismo tiempo es una invitación ah no quedarnos en donde estamos!, a seguir nuestros sueños! O también, a confirmar nuestro lugar en la vida, Y o reafirmar nuestro lugar aquí y ahora!
Si decides amar a una mujer despierta, entiende que estás entrando en un territorio nuevo, radical y desafiante.
Si decides amar a una mujer despierta, no puedes quedarte dormido.
Si decides amar a una mujer despierta, cada parte de tu alma será despertada, no sólo tus órganos sexuales o incluso tu corazón.
Francamente, si prefieres una vida normal, sigue con una chica normal.
Si quieres una vida dócil, sólo busca una mujer que se ha permitido a sí misma ser domesticada.
Si sólo deseas sumergir tu dedo del pie en las aguas que fluyen de Shakti, quédate con la mujer segura, domesticada que todavía no se ha sumido en el desenfreno del océano Sagrado Femenino.
Es cómodo amar a una mujer que todavía no ha activado sus poderes sagrados interiores, porque ella no aprieta tus botones.
Ella no te pondrá a prueba.
Ella no te presiona para convertirte en tu más alto Ser.
Ella no va a despertar las partes olvidadas y entumecidas de tu Espíritu que te instan a recordar que hay más para tu vida aquí que esto.
Ella no va a mirar en tus ojos cansados y enviarte un rayo de Verdad a través de tu cuerpo, sacudiéndote despierto y agitando tus deseos perdidos hace mucho tiempo por el Amor de Almas dentro de ti.
Una mujer dormida, segura, será maravillosamente satisfactoria y relajante para tu ego, corazón y cuerpo. Ella va a caminar en silencio junto a ti y te hará sentir necesitado, responsable, como que estás cumpliendo con tu papel masculino.
Si esto es suficiente para ti, entonces acéptalo, ámala con todo tu corazón, permanece fiel a ella y dale las gracias todos los días por el don de su leve, no amenazante presencia femenina en tu vida.
Si esto no es suficiente para ti - si tu corazón, cuerpo y espíritu sólo están anhelando el "otro tipo de mujer". Aquel salvaje, entonces debes saber que estás en la cúspide de la transformación del alma.
Debes saber que estás haciendo una elección seria con consecuencias kármicas.
Si decides entrar en el aura y el cuerpo de una mujer cuyo incendio espiritual está ardiendo, estás aceptando que necesitas un cierto nivel de peligro y de riesgo con el fin de crecer.
Una vez que empiezas a amar a una mujer de esta naturaleza, debes aceptar la responsabilidad total de los cambios de vida que luego derivarían.
Tu vida no será cómodamente adormilada todo el tiempo. Tu vida no va a permitirte que te quedes atrapado en surcos viejos y rutinas estancadas.
Tu vida tomará un radicalmente nuevo sabor y aroma. Vas a ser encendido por la presencia de lo femenino salvaje, y comenzará a enviar ondas de shock eléctrico de luz espiritual a través de tu sistema de chakras entero, que te sintonizarán con la convocatoria de la Divinidad.
La elección de ser sexualmente y románticamente-íntimo con una mujer despierta, necesita de coraje masculino para caminar sin miedo a lo desconocido. Pero vas a cosechar recompensas más allá de la comprensión de tu mente.
Ella te llevará a mundos desconocidos de misterio y magia. Ella te llevará, hipnotizado y medio borracho de Amor, dentro de los bosques salvajes de éxtasis sensual y asombro.
Ella te mostrará cielos sagrados tan llenos y ardientes de estrellas que vas a empezar a preguntarte si todavía estás viviendo en el mismo planeta en el que naciste.
Ella va a romperte y rasgarte para que tu feroz, corazón apasionado te vuelva medio loco de deseo. Tendrás que consumirla y penetrarla en todos los niveles para que tu esencia masculina pueda consumir y penetrar el mundo - iluminar el universo con Tu Amor devoto.
Ella te verá como nunca has sido visto antes.
Ella va a confiar en ti.
Ella te apreciará.
Ella va a reconocer tus esfuerzos para hacerla feliz.
Ella va a valorar todo lo bueno que haces, y todo lo bueno que eres.
Ella no va a escapar de tu oscuridad, porque tu oscuridad no la asusta.
Ella va a abrazarte, besarte, acariciarte y amarte de vuelta a la vida. Ella hablará palabras que tu alma entiende. Ella no te castigará por tus errores.
Es un riesgo monumental amar a una mujer despierta, porque no hay de repente lugar para esconderse.
Ella lo ve todo, por lo tanto ella puede Amarte con una profundidad y presencia que tu corazón y cuerpo han anhelado tan duro, por tanto tiempo, tan ferozmente ... Que te preguntas si realmente has estado vivo durante todo el tiempo que has estado fuera.
Amar a una mujer como esta es una opción que eliges para empezar a vivir con tu alma en llamas.
Tu vida nunca volverá a ser lo mismo una vez que hayas invitado a su energía en ti.
Toma este riesgo en tí mismo, o da un paso atrás, quédate con la chica normal y acepta una vida segura, diferente, más cómoda y algo más tranquila.
Sólo asegúrate de que si eliges esta última, no te pases el resto de tus días con los ojos mirando hacia atrás sobre tu hombro, tratando de ver una vez más la visión borrosa del Misterio Femenino que ahora ha desaparecido de tu vista.
Ella se ha ido hace un largo tiempo, de vuelta a las estrellas, las galaxias distantes y los Cielos.. Desde dónde Ella vino!!!..... 
saluditos llenos de amor y bendiciones de luz!

jueves, 13 de septiembre de 2018

Crónica de mi primer recorrido al instituto.

Este escrito fue hecho en el mes de abril.
 
 El jueves, como desde hace unos días, llegué al instituto 12 sola, claro que la gente en la calle siempre está para darte una mano.
Yo me había bajado del colectivo de Laguna Paiva en Junín y 25 de mayo y 2 personas que me conocían se quedaron charlando conmigo hasta que llegó el 2 para seguir viaje.
Tomé el otro cole, y no les voy a negar que me da un poquitín de miedo pasarme, aunque la tecnología ayude,.
--¿Me avisas cuando lleguemos a San Jerónimo y Zaspe?
--Si, yo te aviso, no te preocupes. Me dijo el chofer.
Llego, y tengo que caminar una cuadra y media hasta el instituto.
El viento frío me golpeaba la cara, y yo iba con paso calmo, prestando atención al entorno.
El sonido del bastón en el suelo me iba dando pistas de lo que había cerca.
Y de repente escucho a un señor que me dice desde la vereda de enfrente: "Nena, guarda que mas adelante hay basura." No sé si fue por como lo dijo, pero sentí muchas ganas de reirme, es que yo iba tranquila, que se yo... Le dige un gracias y seguí caminando, y efectivamente, en una vereda tan angosta, el bastón encontró lo que el señor me había dicho, tocó esquivarla y seguir.
Después unos metros mas adelante, mi querido compañero gps lazarillo dice: "centro de cultura China a 70 metros." ¿Dónde está el centro cultural chino?
Seguro está en la vereda de enfrente, pensaba...
Veo a 2 hombres charlando a media cuadra de mi destino y les pregunto: ¿Tengo que llegar hasta 9 de julio, voy bien?
-Si si, vas re bien, me dijo uno de ellos con una sonrisa amable. Les agradecí y seguí mi camino.
Doblé a la derecha, y media cuadra después, ya estaba en el edificio del 12, el cambio de vereda me lo hacía saber.
Todos los días son una aventura, no saber con que me voy a encontrar me genera cosquillas en la panza.
Solo puedo decir gracias por estas experiencias.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Mi aventura librerística. (De mi autoría)

Mi aventura librerística.
Cuando ocurre algo sin planearlo, así sin mas, como cuando te llega un pensamiento de no sé donde y decís "y que tal si..." 
Y así fue que esta mañana mientras trabajaba, se me vino a la mente uno de esos anhelos que fui guardando.
Y dije: "Hoy es el día"
Y entonces ya tenía los libros elegidos, uno para regalo, el mas importante, porque yo hacía mucho se lo quería comprar a mi mamá, y otro título para mí, de uno de mis escritores preferidos.
Y los astros, el reloj, el universo y yo misma generé ese acontecimiento tan trascendental para mí.
Yo amo la lectura, me gusta ese aroma a libro, a tinta, me gusta el sonido de las páginas cuando las pasas...
Y ya después de mi clase de coaching y de canto, estaba en la terminal de Santa Fe, buscando la librería de Mauro Yardin, talvez suene a algo simple, pero hacerlo sola fue muy lindo.
Caer a un puesto de revistas que estaba cerca, y seguir algunas indicaciones, hasta que a mitad de camino le pregunté a un señor que me supo guiar hasta que fui percibiendo ese inconfundible local. Y es que tiene un calorcito especial, tiene esa magia, enseguida notas los libros en el mostrador, en las estanterías, el acariciar los lomos de los libros, ese aire distinto...
--Que andas buscando?
Me pregunta el señor que atiende.
--Vengo a buscar dos libros.
Y mientras le digo los títulos y espero que encuentre entre estantes y cajas, bueno, almenos eso vi por el sonido...
--Si, si, los tengo.
Y mi cara de felicidad, y el corazón a mil!!!
--El caballero de la armadura oxidada es para regalar. 
Y mientras sonrío le digo.
--El de calma emocional es para mí.
Y mientras le pago, pienso...
Que se le habrá pasado por la mente, mientras me atendía?
Que habrá pensado cuando me vio entrando con mi bastón blanco?
Y tan amablemente me saluda y me pregunta que donde iba, le explico que para la plataforma 20 para buscar el colectivo de Laguna Paiva, y me dice.
"Seguí derecho, tenés un trecho largo"
Y me fui feliz, con dos libros y una historia nueva que contar.
📕🖋😣🤩🤗

Resurgir. (Escrito de mi autoría)

Resurgir. Estoy sentada en la computadora, de madrugada escuchando como los sonidos del día van llegando de a sorbos... Y cada vez que tengo estos silencios, pienso en quien fui, y en quien estoy siendo hoy... No, no crean que es simple mirar al pasado. Pero que hubiera sido yo sin ese pasado que me templó como mujer? Aveces algunas palabras matan, y otras te hacen renacer. El común de la gente cree que no, que a las palabras el viento se las lleva, pero hay algunas que no se van, no se van hasta que después de llorarlas, de desgarrarte por dentro, un día las dejas ir, porque te das cuenta de que sos mas que eso que te dijeron que eras. Lo que duele es que como las palabras no hieren de forma visible, afuera el mundo sigue girando mientras vos, sos juzgada. Y duele que cuando te abres a contarle a alguien lo que te pasa, se opine sin siquiera tener un poquito de empatía. Mucho tiempo me pregunté como podía sanar todo ese dolor acumulado, todas esas lágrimas, como desterrar todas esas creencias, todos esos discursos. "No vas a poder", "no servís", "si no me lo demostrás a mí", "no vas a ser independiente y no vas a avanzar". Y cuando lo empezás a decir, te hacés fuerte, de a poquito vas cortando la autoculpa en pedacitos, la nena asustada que solo pensaba en que necesitaba a alguien mas para sentirse protegida se va yendo y aprende a gritar "Basta"! Y empezás a pensar en que vales, en festejar cada cosa por mas pequeña que sea, en abrazarte cada vez que te despertás, te miras al espejo y decís acá estoy yo, una mujer fuerte que lucha porque aprendió a quererse, a creer en si misma y a decir "hoy nada ni nadie va a callar mi voz", "soy una constructora de mi presente y conquistadora de mi futuro". Aceptate, decite palabras llenas de cariño para con vos, hacé propias aquellas expresiones de afecto que te empoderen, creé que si, que después de tanta batalla, crecés. Por eso en estas humildes líneas, querida lectora, te animo a que luches por esos anhelos que tenés y quiero que sepas que sos una mujer fuerte. Nunca te detengas, es mi deseo. Atentamente: Magalí Rossi.

jueves, 1 de marzo de 2018

Ciego por una tarde

Ciego por una tarde El mundo con cuatro sentidos El 83% de los datos que procesa el cerebro entra por la vista. Caminar por la calle, tomar un ómnibus y comer sin ver absolutamente nada es parte de la vida normal para casi 4.000 uruguayos. Para un vidente con sus ojos vendados, es una experiencia muy removedora. LEONEL GARCÍA El frío me golpea la cara. Estoy afuera. Un insulto que se acerca hacia mí me pone en guardia. "...Lo voy a cagar a piñas a ese guacho...". Me quedo quieto, a la expectativa. Se aleja. -Es un muchacho hablando por celular a los gritos. Lourdes Honorio, instructora de Orientación y Movilidad para personas con discapacidad visual, mi guía y ojos -y salvoconducto para mantenerme de una pieza- durante la tarde, es la que aclara. Alentador. Son las 12.55, no hace cinco minutos que estoy completamente ciego y la calle ya me muestra su hostilidad. Tengo antiparras puestas. De lejos, parecen un vendaje. Son las que en la Unión Nacional de Ciegos del Uruguay (UNCU) suelen darle a familiares de invidentes para que se sensibilicen sobre lo que tienen que vivir en este país casi cuatro mil personas, todo el día, todos los días. Como nunca desde antes de nacer, mi ombligo es el centro del mundo: ahí "anclo" el bastón para tantear el piso, tac, tac, movimiento constante de muñeca, de derecha a izquierda, cubriendo el ancho de mi cuerpo. El tac-tac me da el okey para el siguiente paso. Silvia Perini, directora del Centro de Rehabilitación Tiburcio Cachón, dice que lo primero que busca aprender una persona que quedó ciega es andar sola por la ciudad; lo segundo, poder comer por las suyas. Intento hacer algo parecido. Arranco por Mercedes desde la sede de UNCU, doblo por Ejido rumbo a Uruguay. Y la calle se empeña en mostrarme sus garras. Garras que no puedo ver. Me parece que los autos me pasan a centímetros, a mi derecha. "Gira a tu izquierda: estás yendo hacia la calle". Corrijo: los autos me están pasando a centímetros. Hace frío, pero empiezo a sudar. Tac, tac, ¡tuc! El bastón me queda trabado. Esto ocurrirá, digamos, unas 300 veces en la tarde, gracias a baldosas flojas, rotas, agujereadas, a la cartelería o a las raíces de los árboles. Mi impericia también juega. "Igual, las calles son un desastre", dice Lourdes. Tac, tac, ¡tac! Obstáculo a la izquierda: un vendedor callejero. "Suave, hay poco espacio". Mi guía usa la palabra "suave"; otras más fuertes, como "¡cuidado!", podrían asustar. "Lo peor que le puede pasar a un ciego que está aprendiendo a caminar es que se caiga y le agarre terror". Tomo Uruguay, después Yaguarón. Ella solo me agarra (o me pide que la tome del brazo) cuando parezco empecinado en incrustarme contra algo, o contra alguien. no miran. Este es un mundo eminentemente visual. El 83% de la información que le llega al cerebro entra por los ojos, dice Antonia Irazábal, presidenta de la Fundación Braille. Demoro en entender que si siento más sol y viento en la cara, y más tránsito, es porque llegué a una esquina. De no ser por Lourdes, más de una vez hubiera seguido expreso para la calle. No hay caso, no logro reconocer el cordón. No ayudan las rampas en las esquinas, muy útiles para las sillas de ruedas pero peligrosas para los ciegos. A todo esto, ¡cuántas rampas hay en el Centro! -¿No te dabas cuenta? Es típico. Es que la gente no mira. Para un ciego las indicaciones son claras: derecha o izquierda, adelante o atrás, nada de "acá" o "allá", las puertas siempre abiertas o cerradas, las sillas bien contra la mesa. Pero ahora estoy en la calle y las claves son otras: no dar un paso para atrás ni para el costado; se gira y se tantea con el bastón. Pierdo la noción del tiempo. ¿Ya son las 13.30? Llego a 18 de Julio. La memoria aún me ayuda. El ruido y el olor a garrapiñada también. -Ahora vas a ver lo que es bueno. "Ver", que ironía. Se me sigue trancando el bastón. Siento bocinazos, frenadas y arranques. Siento roces, empujones y (pocas) disculpas. Siento olor a porro. Intimida mucho estar en medio de una coctelera de barullo y gente. Aterra ser tan vulnerable. Avergüenza ser tan torpe. Choco contra una parada, un kiosco y una cabina telefónica. Una joven (creo, por la voz) se ofrece a cruzarme, pero sin tomarme del brazo ni más indicación que un "dale ahora". Otra mujer, que según Lourdes estaba mirando vidrieras con su marido, se choca conmigo. No me dice nada. No es mi culpa. Al menos eso dice mi guía. -Es la gente la que tiene que mirar. Y no lo hace. Tú no puedes. Siento una carcajada... ¿a mi derecha? ¿A mi izquierda? Escucho una sirena y quedo paralizado. Sigo. Estoy perdiendo la referencia espacial. Es normal. Ahora, crucé Vázquez, Tacuarembó o Carlos Roxlo? Subir y bajar una escalera mecánica, la del Banco República de Plaza de los Bomberos, me causa cosquillas en el estómago. Es como volver a la infancia. También me provoca una sensación de culpa. Lo que hago no es más que una experiencia que durará un rato. Para otros, éste es un paso indispensable para recobrar parte de la libertad perdida. Lourdes -rochense notoria en su hablar, abuela joven, maestra especial, paciencia de oro- estuvo tres meses, de 8.00 a 18.00, con los ojos vendados. Eso fue hace once años en el Cachón, durante el curso de instructora. "Hay que saber qué sienten los ciegos: una enorme sensación de impotencia y soledad. Al principio fue terrible". Recién cuando la persona elabora el duelo de haber perdido la vista -algo que puede durar años- es capaz de aprender a moverse y, desde ahí, vencer el prejuicio de sentirse diferente, inferior. Desde esa plaza, tomamos un ómnibus a la Ciudad Vieja. La espera en la parada fue mínima, pero me pareció eterna. Sentado, de nuevo apelo a la memoria para saber cuándo bajarme. Me suena el celular dos veces, recién a la segunda logro atender. Me pone nervioso no ver quién es. Mi editora. "Después te llamo". Llama mi mujer. Lo sé porque el tono de timbre para ella es Sultans of Swing de Dire Straits. Breve saludo y corto. ¿Resultado? Me perdí. ¿Cómo que pasamos la Plaza Cagancha? El ómnibus se detiene lejos de la parada, por calle Juncal. Un amigazo el chofer del 106. "Pasa seguido", dice Lourdes. Yo ahora voy de su brazo, ella un paso delante, por el "tiempo de reacción". En la Peatonal Sarandí me sumerjo en un mundo de sensaciones: bocinas lejanas, olor a incienso y a porro, la radio de un comercio, un flautista, un guitarrista, un tipo que estampa tremendo escupitajo en la calle... Hora de almorzar. El restaurante, sobre Peatonal Sarandí, es muy agradable. O, al menos, eso opina Lourdes. Predomina la madera: oscura en las mesas, clara en el piso. Hay plantas, cuadros y un muro de piedra a la vista. Yo solo percibo el murmullo de la gente y el tintineo de los utensilios. -¿Cuántos árboles hay en tu cuadra? -... Ehh... No hay ninguno. -Te demoraste en contestar, qué poco miras... "Miras" y no "mirás". Lourdes es bien rochense. Y yo no soy tan distinto a cualquier transeúnte que mira sin ver por 18 de Julio. drama. Tenía miedo en la calle. Ahora tengo terror a hacer papelones en la mesa. El plato está enfrente mío; la copa de agua, más adelante; la panera, a mi derecha; la servilleta, a mi izquierda. ¿Qué enemigo me sugirió pedir lasagna? Insisto en cortarla desde el medio y en no pinchar absolutamente nada con el tenedor; por lo menos, al segundo o tercer intento no le erro a la boca. Espero escuchar risas al costado. No pasa nada. La solución pasa por notar la diferencia de peso entre el tenedor vacío y con comida, como si fuera una cuchara. Ahora sí, como. Brindo con agua sin problemas. No encuentro la comida en el plato. Debo hallar el borde de la lasagna, trozarla y llevarla hacia el medio. Me siento como de seis años. ¿Dónde quedó la servilleta? Siempre debía dejarla en la izquierda. Ahora me siento como uno de dos... Imaginarme cómo sería cocinar (¡freír!) así, ya... no, no me lo puedo imaginar. -Donde vives, ¿cómo estaba el cielo hoy, cuando te levantaste? -... (Me río)... Despejado, creo. - "Creo"... A Lourdes, un antiguo alumno, Federico, de nueve años, le reprochó que no le respondiera esa pregunta al toque. "No te perdono que teniendo dos ojos sanos no mires todos los días el cielo", dice que le dijo. Quedar ciego, por enfermedad o accidente, es terrible; pero nacer así es un drama que llega a toda la familia. "Hay que educar también a los padres -dice mi guía. Es un shock. Tú a tu bebé le sonríes y él sonríe, le rezongas y le pones mala cara y reacciona. El estímulo visual es el más importante en el primer año. Hay retroalimentación, el bebé imita. Acá no. Por eso, hay madres que no le hablan a sus hijos ciegos, y estos a veces adquieren, sin serlo, características de autista. Hace falta mucha paciencia, contacto y estimulación, llevarlo a un lugar especial, enseñarle a sonreír. Es muy difícil". volver. El bullicio va disminuyendo, el restaurante se va quedando vacío. Siguiente parada: la rambla cercana. Se escucha el oleaje, hoy no hay olor a salobre. Noto la suavidad y frescura del pasto. Es un momento agradable. Hay hamacas, a las que nunca antes había prestado atención. Tanteo una y me subo. De nuevo, las cosquillas en el estómago; de nuevo, soy niño; de nuevo, me siento culpable. Por suerte no hay perros; si la mala fortuna me cruzara con un can frecuentemente apaleado, mi bastón (tac, tac, tac) me transformaría de manera inmediata en su enemigo. Regreso por 18. "Averigua el camino. Yo estoy cerca", Lourdes dixit. De nuevo pechar y ser pechado por la gente. "Uy, disculpá". En un momento el bastón nota obstáculos por todos lados. Surge un tipo de la nada: "¿Lo cruzo? ¿Adónde va?" Siento su brazo ayudándome. "Siga derecho y llega a Plaza Cagancha", dice la amable voz. Muevo el bastón, obstáculos por todos lados. Lourdes, ¿dónde estás? Sacarme la venda al grito de "milagro" está descartado. Siento que el corazón me late a mil. Opto por la decisión más corajuda: quedarme quieto. Mi guía -que permaneció siempre a un par de metros- se acerca divertida: "Un hombre te cruzó con la roja, deteniendo los autos, por 18 de Julio y Paraguay, con la roja". En otro "experimento" parecido, una muchacha, seguramente alarmada por verme en pleno concierto de diagonales -y yo que ya creía dominar el bastón- me acompaña hasta la esquina con Cuareim. Tranquilizador. Al menos la gente solidaria no está extinta. Pero no es la única. -Estás agarrando mal el bastón- es una voz gruesa de hombre, a mi izquierda, una cabeza (o algo así) arriba mío. -No señor, está equivocado. Yo soy instructora. Lo está agarrando bien. Gracias- interviene Lourdes. -... (Yo). La voz se aleja. "Tenía pinta de ladrón. Hacía un ratito que se te estaba acercando. Y ya estaba a tu lado". Yo ni me había enterado. Además de los perros, los pungas son el otro gran peligro callejero para los ciegos. Vuelvo al lugar de partida. Me abren la oficina de la dirección. Bajan la luz. Tengo que readaptarme de a poco a lo "normal". Me quito las antiparras. Miro a Lourdes, que sonríe. Miro a Noelia Baillo, secretaria de UNCU y ciega desde hace tres años, y a su pareja Sebastián Romero, ciego de nacimiento. También sonríen. Miro mi celular: son las 17.19, hay siete mensajes de texto sin leer y la foto de mi hija de trece meses como protector de pantalla. Ella también está sonriendo, mirándome fijo con sus ojazos enormes, haciendo que habla con un teléfono de juguete. Y no puedo evitar ponerme a llorar. Fuente: El País

viernes, 23 de febrero de 2018

Inspirate Radio, un proyecto que toma fuerza!

Buenas, queridos lectores! Como les va? Hace algún tiempo que ya no publico nada por aquí, pero hoy vuelvo a la carga! Bien, como anticipa el título de la entrada, Inspirate Radio, llega para todos ustedes! Si bien es un proyecto que tenía abandonado, toca reflotarlo, y en esas estoy! En la página principal del blog, podrán encontrar el reproductor para poder escuchar esta humilde estación online, que usa un servidor gratuito, y que cada vez que pueda emitir, les estaré informando para que puedan acompañarme. El nombre se me ocurrió así sin pensar, fue una palabra que se me vino a la mente, y que representa todo lo que siento que puedo llegar a hacer, es esa palabra que cada uno de nosotros de alguna manera, tiene presente. Inspiración es esa fuerza que nos lleva a decir, todo se puede! Y por eso el nombre Inspirate Radio. Me gustaría mandar un mensaje a esa persona que está del otro lado, que con la música, y el contenido que se transmita, pueda encontrar alegría, y ganas de ir siempre por mas. Creer que todo es posible es el primer paso! Un abrazo para todos, y nos encontraremos en el aire de la radio!