El año pasado en un encuentro de la Federación de Ciegos de Argentina, conocí a Cleo, la perra guía de Fernando Galarraga.
En ese momento me quedé impactada, tuve la oportunidad de caminar unos pasos con ella por el pasillo del lugar donde estábamos y sentí muchísima libertad, era todo tan silencioso y a la vez imperceptiblemente liberador. No escuchar el tac tac del bastón...
Empecé a interiorizarme mucho mas al respecto porque hay varias escuelas de perros guía y me puse a leer experiencias de usuarios y demás.
Saber que podría cruzar la calle sola, con ayuda de mi oído y la ayuda de un lazarillo y pensar si en algún momento tuviera la oportunidad de tener un compañero o compañera peluda que me preste sus ojos para esquivar obstáculos, encontrar puertas, detectar cruces, acompañarme a donde quiera ir.
Ojalá Dios quiera y pronto llegue ese día en el que pueda ser guiada por uno de estos seres especiales.
En coaching me enseñaron a tener visión, y me grabé a fuego este objetivo.
Yo voy a hacer que suceda este sueño.
Me acordé de las clases de programación neurolingüística y del viaje del héroe.
Son esos desafíos que mi mente en algún punto se negaba a aceptar por prejuicios, por no conocer del tema, por pensar que esos perros tan especiales sufrían trabajando, y hablando con usuarios me contaban que el vínculo del perro guía es mucho mas estrecho que el de una mascota, ellos van con la persona ciega a todos lados y el retribuirles ese maravilloso servicio con juegos, cariño y cuidados es lo mas hermoso.
Los perros son nobles, siempre te leen. Saben si estás triste, feliz, y hacen todo para agradarte.
Busco mas autonomía, mas libertad, mas independencia, y acá estoy esperando a que llegue ese ángel peludo de 4 patas a cambiarme la vida.
Estoy haciendo todo lo posible porque así sea. y poder juntos ser un equipo y seguir aportando a esta sociedad para lograr mas inclusión y acceso para todos quienes nos enfrentamos a barreras cada día.
Dedicado a mi futuro guía.
Magalí Rossi.